lunes, 18 de agosto de 2014

Por La Plata...

Caminaba por La Plata, entrando a un banco al espacio de los cajeros y de repente una señora de aspecto sucio y mal oliente pidiendo monedas para alimentar a su hijo que dormía sobre la mugre en la puerta del banco. Con un tono de voz no muy convincente ni tampoco muy cuerdo que digamos, pedía sin parar a cada una de las personas que pasaba por allí.
Luego de esto me dirijo a la parada de micros, 202 como siempre y al subir veo a un nene de seis años maquillado de pirata, con una enorme sonrisa y comencé a escucharlo con mucha atención, me sorprendió cuanta imaginación y cuanta felicidad demostraba con una mirada brillosa, muy dulce. Es una pena que el motivo de los ojos brillosos del niño que dormía y seguramente vivía en la calle, no sea el mismo de aquel otro que sonreía y hablaba con su madre sin parar.
Qué gran diferencia!

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